A continuación os dejamos un fragmento del reportaje que podéis leer íntegramente pinchando aquí.
“Nadie dijo que esto fuera fácil, pero hay que arriesgar e intentarlo”. Este es el lema que repiten muchos jóvenes cuando empiezan una nueva etapa. Pues bien, en el caso de los agricultores, esto no es suficiente. Para conseguir sus objetivos deben superar una serie de barreras donde no se puede tropezar. Ramos cuenta que se enfrentan a diversos problemas o contratiempos, como por ejemplo, la climatología. “Siempre se dice que los agricultores vivimos mirando al cielo”.
Pero la principal dificultad que tiene Ramos y que comparte con todos los agricultores, es la económica. Para poder alcanzar su objetivo, que es recolectar la cosecha en campaña, necesita comprar la planta (frutal, hortícola, etc), desarrollarla con los tratamientos adecuados (curas, abonados, etc) y recolectarla, con los correspondientes gastos en mano de obra que eso conlleva. Hasta aquí parece sencillo, pero ahora viene lo verdaderamente complicado del camino: el precio. Los agricultores entregan el producto al comprador pero no percibe un precio regulado por el mismo. “No sabemos cuándo me van a pagar el producto ni a cuánto. Tenemos que cubrir todos los gastos previos sin saber cómo nos irá la campaña”, cuenta Ramos.
